Dentro de la actividad de la Sección de Calidad de la AEC,
La Asociación Española de Cirujanos analiza la importancia del consentimiento informado en la práctica asistencial
Madrid, 16 de mayo de 2024.- Como dice el Colegio Americano de Cirujanos en su declaración de principios: “El consentimiento informado es más que un requisito legal. Es un estándar de práctica quirúrgica ética que implementa la relación paciente/cirujano, y puede mejorar el resultado del tratamiento y los cuidados realizados”.
Y es que actualmente en la práctica clínica asistencial de nuestro país, los cirujanos se encuentran con dos aspectos fundamentales que deben ser considerados para llevarlo a cabo: por un lado, tener presente la importancia que tiene para nuestra práctica asistencial y seguridad de los pacientes, desde un punto de vista formal y, por otro lado, cómo lo podemos llevar a la práctica.
En lo que respecta a la importancia que tiene desde un punto de vista formal, desde la Asociación Española de Cirujanos (AEC), en concreto desde la Sección de Calidad de la AEC, se están poniendo en marcha diferentes acciones para hacer énfasis a los especialistas en Cirugía General y Digestiva sobre la importancia del consentimiento informado en nuestra práctica asistencial y en la seguridad de los pacientes. Así, se señala que hay que seguir impulsando estas materias tanto en los estudios de Medicina como en el periodo MIR. Actualmente, hay referencias que consideran el consentimiento informado como un factor clave en la formación de todo cirujano; incluso se ha incluido en grupos de trabajo de habilidades no técnicas o interpersonales, como la empatía o la comunicación de noticias. Es por eso que cada vez hay más iniciativas encaminadas a la mejora de las habilidades de comunicación, como cursos de bioética, talleres de simulación de comunicación, etc.
Por otro lado, es bien conocido que el consentimiento informado no se limita a la firma de un documento para que tenga validez legal. Aquí, el doctor Roger Cabezali, secretario de la Sección de Calidad, Seguridad del Paciente y Gestión Clínica de la AEC, señala que “es imprescindible considerar que el consentimiento informado es un proceso formado por dos elementos importantes: la comunicación verbal y la firma del documento en sí”.
En primer lugar, la comunicación verbal es el elemento fundamental sobre el que se basa toda la relación médico/paciente, ya que en este punto el cirujano aporta información al paciente, de forma adecuada (veraz, ajustada a su situación), para que el paciente pueda hacer lo que considere oportuno, haciendo ejercicio de su autonomía, es decir, de su capacidad de tomar la decisión que mejor considere. "En este sentido la toma de decisión es compartida y hay que ayudar al paciente a mejorar su salud y seguridad. Cada vez somos más conscientes de que el paciente está en el centro de nuestra actividad y es un sujeto activo para decidir”, señala el doctor Cabezali.
El segundo elemento de este proceso es el documento firmado, que no debe interpretarse como instrumento de medicina defensiva sino como la constatación por escrito de aquello que se ha explicado verbalmente, con carácter previo. El doctor Cabezali señala que además de la firma, “hay que dar una copia al paciente para que lo pueda leer tranquilamente y plantear posteriormente dudas, si las tiene, o revocar el consentimiento”. De hecho, en la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente se recoge que el consentimiento será verbal por regla general y se presentará por escrito, entre otras situaciones, en los procedimientos quirúrgicos programados.
La aplicación práctica del consentimiento informado
Otro aspecto relevante a considerar es cómo llevamos a cabo el proceso de consentimiento informado (comunicación verbal, reflexión con el paciente y toma de decisión), contando con la carga asistencial que podamos tener. Para ello se han elaborado una serie de recursos encaminados a poder dar mejor esa información a los pacientes, como “folletos informativos o códigos QR para su posterior consulta”, asegura.
La incorporación de nueva tecnología en la actividad diaria de los cirujanos supone también un reto en el terreno del consentimiento informado por la regulación o evidencia científica que la avale.
Finalmente, “hay que plantear hacer partícipes a las asociaciones de pacientes en la elaboración de estos documentos para que se ajusten más a la comprensión y las expectativas que tienen” manifiesta. Además, “la experiencia demuestra que los pacientes bien informados tienen expectativas más realistas de su procedimiento quirúrgico y sus riesgos, y estarán así más satisfechos”.
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