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Introducción:
Los tumores hepáticos primarios localizados en el lóbulo caudado son infrecuentes (1). Anatómicamente se distinguen en el lóbulo caudado tres regiones: el lóbulo de Spiegel, el segmento paracava y el proceso caudado.
Los PEComas son tumores mesenquimales de células epitelioides perivasculares extremadamente raros. Tienen una histología y una inmunohistoquímica distintivas (positividad a marcadores melanocíticos como HMB-45 y melan-A y musculares como actina y desmina).
Caso clínico:
Mujer de 48 años de edad con un tumor en el lóbulo caudado, descubierto incidentalmente en estudio por incontinencia urinaria. En TAC, la lesión, con márgenes bien circunscritos, evidenciaba realce arterial difuso, haciéndose isodensa con el parénquima hepático en fases portal y tardía.
Los dos diagnósticos principales de sospecha fueron el adenoma hepatocelular y el hepatocarcinoma bien diferenciado sobre hígado no cirrótico; los datos analíticos eran normales, y los marcadores virales y tumorales negativos. En base a su tamaño (65 x 53 mm), ubicación (ocupaba casi la totalidad del lóbulo caudado) y relación con las venas hepáticas, se decidió en comité multidisciplinar resección quirúrgica mediante laparotomía, si bien está descrita la exéresis de estos tumores con abordaje laparoscópico (2,3), sin más pruebas de imagen.
Técnica quirúrgica:
Laparotomía subcostal bilateral. Dado que en algunos casos puede ser necesario llevar a cabo una hepatectomía izquierda para poder resecar tumores en esta localización, los primeros gestos llevados a cabo fueron la disección y el aislamiento con lazo vascular de la arteria hepática izquierda, vena porta izquierda y tronco de las venas hepáticas media e izquierda.
A continuación, procedimos a la sección de los ligamentos de fijación del caudado a la cara anterior y medial de la vena cava inferior, y a la disección, aislamiento y sección de sus venas de drenaje directo a la cava, así como al control del pedículo glissoniano del lóbulo de Spiegel (G1L) (4). La progresión en sentido lateral hacia el segmento paracava permitió la movilización completa de la tumoración respecto de la cara anterior de la vena cava inferior, habilitando el paso de una cinta, la realización de una maniobra de hanging y la resección completa del lóbulo de Spiegel incluyendo la tumoración.
Resultados:
El tiempo quirúrgico fue de 180’, sin pérdidas hemáticas destacables ni necesidad de trasfusión, y la estancia postoperatoria de sólo dos días sin complicaciones. Doce meses después de la intervención, la paciente se encuentra asintomática, con TAC de control en el que sólo se aprecian mínimos cambios postquirúrgicos en el área.
Sobre nuestra sospecha inicial, el diagnóstico histopatológico definitivo fue el de tumor de células epitelioides perivasculares (PEComa). Se presentan los detalles de este proceso diagnóstico en el vídeo.
Discusión:
El PEComa es una neoplasia descrita en diferentes localizaciones, riñones y útero principalmente, siendo la afectación hepática muy poco habitual (1,5).
Hallazgos frecuentes en técnicas de imagen, pero no encontrados en nuestro caso, son la presencia de vasos dismórficos y de componente graso en la tumoración. Fenómenos hemorrágicos, degeneración quística, o calcificaciones tienen menor incidencia (6).
Con respecto al diagnóstico histológico preoperatorio, no planteado en nuestro caso por la localización y por la convicción en la necesaria resección de la lesión, la realización de una biopsia con aguja fina en la que se identifiquen células claras puede ser de rentabilidad a la hora del diagnóstico diferencial (7).
En cuanto al pronóstico, en algunos casos el tumor se manifiesta desde el inicio con un comportamiento muy agresivo, irresecable (8). En otras ocasiones es la biopsia definitiva la que pondrá en evidencia hallazgos propios de lesión maligna, tales como la existencia de trombos tumorales a nivel vascular o biliar (9). Sin embargo, la forma clínica de presentación más habitual es la incidental y el diagnóstico definitivo el aportado por el estudio de la pieza de resección quirúrgica en un paciente que presenta un tumor hepático primario de origen incierto.
Si bien hay casos descritos de pacientes sometidos a observación, el tratamiento quirúrgico está indicado en pacientes sintomáticos, en los que presentan un tamaño ≥ 5 cm (con biopsia hepática positiva para PEComa), y en los que muestran un patrón sugestivo de malignidad, tal como aumento de tamaño entre dos técnicas de imagen de control, o datos histológicos en biopsia como alta actividad proliferativa y/o patrón epitelioide atípico (10).A
Conclusiones:
El PEComa hepático es un tumor infrecuente, descubierto habitualmente como hallazgo clínico incidental, o como resultado del estudio histopatológico de una pieza de resección quirúrgica de un tumor difícilmente caracterizable por técnicas de imagen. Tiene un potencial premaligno reconocido y es por ello que se recomienda su exéresis quirúrgica en lesiones ≥ 5 cm de tamaño, o un estrecho seguimiento en lesiones más pequeñas y en pacientes reticentes al tratamiento quirúrgico de entrada.
Bibliografía:
Miguel Ángel Suárez Muñoz, Jorge Francisco Roldán de la Rúa, Luis Carlos Hinojosa Arco, Rocío Gómez Pérez, Almudena Ortega Martínez, Isabel García Muñoz (1), Mª Carmen Leiva Vera (2).
Unidad de Cirugía Hepatobiliopancreática, Servicio de Cirugía General y Digestiva; (1) Servicio de Anatomía Patológica; (2) Servicio de Radiodiagnóstico. Hospital Universitario Virgen de la Victoria, Málaga, España.